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ToggleMadrid y la residencia de estudiantes (1919)
En 1919, uno de sus profesores, Fernando de los Ríos, animó a Federico a irse a Madrid a estudiar en la Residencia de Estudiantes[1], y le entregó una carta de recomendación para el director y otra para el poeta Juan Ramón Jiménez[2].
Entre 1919 y 1926, Federico conoció en la Residencia de Estudiantes a muchos de los más importantes escritores e intelectuales del país, entre ellos, Luis Buñuel[3], Rafael Alberti[4] y Salvador Dalí[5]. Pero también tuvo dificultades, pues su homosexualidad provocó suspicacias[6] en algunos compañeros.
[1] La Residencia de Estudiantes era el primer centro cultural de España de creación e intercambio científico y artístico de la Europa de entreguerras. Su origen fueron las ideas renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos, pedagogo y filósofo.
[2] Poeta español, premio Nobel de Literatura en 1956, exiliado en Puerto Rico a causa de la Guerra Civil española de 1936.
[3] Director de cine español, que se exilió a México con motivo de la Guerra Civil Española de 1936.
[4] Poeta español exiliado tras la Guerra Civil Española.
[5] Pintor español considerado uno de los máximos representantes del Surrealismo.
[6] Suspicacia: idea sugerida por la sospecha o la desconfianza.
En 1921 publicó su segunda obra, Libro de poemas, una colección de 67 composiciones escritas en la adolescencia y juventud que tratan sobre la pérdida del paraíso infantil, la crisis o el desencanto[7].
Durante los primeros años en Madrid compuso los poemas de Canciones, que no se publicaron hasta 1927, donde se manifiestan el juego y el humor propios de los movimientos de vanguardia que conoció en la Residencia de Estudiantes.
[7] Desencanto: decepción, desilusión.
Un estreno catastrófico (1920)
El 22 de marzo de 1920 es quizá el único día negro en su vida literaria. El estreno en el Teatro Eslava de Madrid de la fábula[8]El maleficio[9] de la mariposa, escrita a toda prisa unos meses antes, fue un desastre.
La protesta del público llegó al extremo de que a la salida del teatro hubo intercambio de golpes entre los críticos y los compañeros y amigos de Federico.
[8] Fábula: relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres.
[9] Maleficio: daño causado por arte de hechicería (acción de seducir intensamente a alguien por medio de prácticas mágicas).
En esta obra, Lorca escondió todas sus angustias amorosas de adolescente: las dudas sobre sus impulsos eróticos y sus miedos.
Fue un fracaso total: la función solo estuvo en cartel cuatro días y luego pasó al olvido.
El maleficio de la mariposa le supuso a Lorca conocer a Martínez Sierra, el más importante productor teatral, y a las actrices Margarita Xirgu y María Guerrero, dos de las actrices más importantes del teatro español del primer tercio del siglo XX.
Y sobre todo a Encarnación López, La Argentinita, con quien mantuvo una estrecha amistad y con quien grabaría en 1931 los cincos discos originales del ciclo Canciones populares españolas.
En 1920, Federico García Lorca conoció al compositor Manuel de Falla, recién llegado a Granada en busca de refugio y tranquilidad para componer. La amistad con Falla fue muy productiva y Lorca retomó su vocación por la música, le sirvió para fusionar la música popular tradicional con la culta y de vanguardia.
Los veranos en la sierra de Granada
A partir de 1924, la familia de Federico García Lorca comienza sus estancias veraniegas en La Alpujarra (sierra[10] de Granada).
Cuando sus compromisos se lo permitían, Federico García Rodríguez y sus cuatro hijos acompañaban a su madre, Vicenta Lorca, durante las dos semanas en que trataba su salud con las aguas medicinales del balneario[11] de Lanjarón.
Lorca interrumpía sus trabajos en Madrid para acompañar a su familia y, también, escribir poemas, hacer dibujos y contestar las cartas de los amigos. En aquel espacio sosegado,[12] Federico escribió al menos dos poemas que en 1928 aparecerían en la primera edición de su libro Romancero gitano, que tuvo un gran éxito popular.
Sin embargo, esta obra le supuso el desprecio de amigos como Buñuel o Dalí, más interesados en las tendencias experimentales que habían conocido en la Residencia de Estudiantes.
[10] Sierra: parte de una cadena de montañas.
[11] Balneario: lugar o establecimiento al que se va a tomar aguas medicinales, aunque no se administren en forma de baño.
[12] Sosegado: tranquilo.
Lorca en la Alpujarra.
Su relación con Dalí (1925)
Una de las amistades más influyentes de Federico García Lorca en Madrid fue la de Salvador Dalí, que animó a su amigo en su faceta[13] de dibujante y en su esfuerzo por comprender la pintura moderna. Pero también fue dolorosa, pues la relación, que incluía la atracción erótica, acabó de manera brusca[14], en medio de una polémica[15] que afectó profundamente al poeta.
En abril de 1925, Lorca visitó a la familia Dalí en su casa de Cadaqués en la costa mediterránea española. Lorca escribió, “Es una familia distinta de las demás y acostumbrada a la vida social, pues esto de invitar a gente a su casa se hace en todo el mundo menos en España”.
La relación apasionada entre los dos culminó en 1926 con la Oda a Salvador Dalí, de estética cubista[16], con la que Lorca no se terminaba de identificar, pero también un canto a la amistad, al Dalí de la época de Cadaqués.
[13] Faceta: cada uno de los aspectos que se pueden considerar en una persona o en una cosa.
[14] Brusco: rápido.
[15] Polémica: discusión, pelea.
[16] Cubista: perteneciente al Cubismo, movimiento artístico surgido en Francia a principios del siglo XX, que rompe con las leyes de la perspectiva clásica y descompone los objetos en estructuras geométricas.
Lorca en la época de su relación con Salvador Dalí.
La Generación del 27 (1927)
En 1926 Lorca fundó el Ateneo[17] de Granada donde impartió una serie de conferencias, entre ellas, La imagen poética de don Luis de Góngora[18]. Fue el inicio de una devoción colectiva por este poeta que culminó un año después con el homenaje en el Ateneo de Sevilla, que dio origen a la llamada Generación del 27, en el que participaron entre otros, Lorca, Alberti, Cernuda, José Bergamín, Juan Chabás, Gerardo Diego y Dámaso Alonso.
Esta reunión incluyó también una desinhibida celebración y una larga resaca[19]. Federico García Lorca participó activamente en los festejos.
El lugar de reunión fue la finca[20] del torero Ignacio Sánchez Mejías, que pagó un almuerzo para sesenta comensales (huevos a la flamenca, “pescaíto” frito y rabo de toro) y luego invitó a una fiesta por todo lo alto[21] en su cortijo[22].
[17] Ateneo: asociación cultural, generalmente de tipo científico o literario.
[18] Poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro.
[19] Resaca: malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso.
[20] Finca: en este caso, propiedad en el campo
[21] Por todo lo alto: espléndido.
[22] Cortijo: finca en el campo con vivienda y dependencias adecuadas, típica del sur de España.
Los invitados comparecieron con ropajes[23] árabes y comenzaron una celebración en la que recitaron poemas y se improvisaron escenas teatrales.
Federico García Lorca recitó una selección de sus romances gitanos. Como fin de fiesta actuó el cantaor[24] Manuel Torre, Niño de Jerez.
Estrenos teatrales
También en 1927, Lorca estrenó en Barcelona y Madrid la obra teatral Mariana Pineda, la heroína liberal ejecutada por bordar en una bandera las palabras ley, libertad, igualdad.
El estreno se retrasó por el temor a la censura[25] en plena dictadura del general Primo de Rivera.
En 1928, se publicó su libro de poemas El Romancero gitano, que tuvo un éxito inmediato, aunque la fama de poeta del gitanismo le influyó negativamente. Buñuel y luego Dalí, cuya relación amorosa con Federico ya se había debilitado, fueron sus mayores críticos.
[23] Ropaje: vestidura larga y atractiva.
[24] Cantaor: cantante de flamenco.
[25] Censura: control, desaprobación.
La aventura de Gallo (1928)
Tras una larguísima preparación, Lorca consiguió sacar a la luz en febrero de 1928 Gallo, la revista que con tanto afán[26] había ideado pero que solo duró dos números.
¿Qué era Gallo? Federico la presentó como “la Revista de Granada, para fuera de Granada […] Revista viva, antilocalista, antiprovinciana, del mundo”. La revista reflejó las inquietudes creadoras de jóvenes artistas en una de las épocas más brillantes de la cultura española del siglo XX.
Federico, que iba muy pocas veces a Granada, trató de incorporar a todas sus amistades, no únicamente granadinas, al proyecto. Recurrió, entre otros, a Dalí, a su hermano Francisco (que asumió la dirección) y a Jorge Guillén que sí correspondieron. Otros, en cambio, aunque aceptaron, no enviaron nunca los artículos[27] prometidos, entre ellos, Manuel de Falla.
Entre un número y otro salió Pavo, una curiosa revista antigallista inventada por los propios redactores de Gallo que se hacían pasar por creadores reaccionarios[28].
Aunque Federico reunió colaboraciones para un tercer número, este no llegó a publicarse.
1928 no fue un año bueno para las relaciones personales. La amistad con Manuel de Falla se enfrió porque Federico le dedicó en la Revista de Occidente la Oda al Santísimo Sacramento del Altar, que el músico, que era muy católico, consideró muy atrevida.
[26] Afán: trabajo, esfuerzo grande.
[27] Artículo: cada uno de los escritos de mayor extensión que se publican en los periódicos u otras publicaciones parecidas.
[28] Reaccionario: que se opone a cualquier innovación.
Su relación con Emilio Aladrén
Emilio Aladrén fue un escultor español conocido sobre todo por la relación sentimental que mantuvo con Federico García Lorca durante 1927 y 1928. Había ingresado en la Escuela de Bellas Artes en 1922. Allí coincidió con Dalí y con Maruja Mallo, con la que mantuvo también una relación sentimental.
Físicamente era atractivo, con una belleza exótica, y atlético. En cuanto a su forma de ser, era un rebelde que no despertaba demasiadas simpatías en su entorno, aficionado a las fiestas y a la bebida. Muchos testimonios de la época sostienen que no era homosexual.
Aladrén quería a toda costa triunfar como escultor y estaba dispuesto a pegarse a cualquiera que pudiera ayudarlo. Entre ellos, Lorca, aunque no fue el único.
La primera carta que se conserva de Aladrén a Lorca es de 1925: “¡No sabes cómo quisiera verte! ¡Escríbeme, escríbeme todos los días!”, reclama.
Federico hizo lo posible por promocionar a su amigo y hablaba de él como uno de los mejores escultores españoles. Se conservan algunas cartas donde, supuestamente, Federico habla de su relación con Emilio Aladrén.
Por ellas sabemos de la profunda crisis que el poeta sufrió durante el verano de 1928 debido, entre otras cosas, al distanciamiento que estaba empezando a vivir con el escultor, enamorado de la inglesa Eleanor Dove. Seguramente fue esta una de las razones que lo llevaron a huir a Nueva York.
Federico en Nueva York (1929)
Como Federico García Lorca no superaba su tristeza, en la primavera de 1929, su profesor Fernando de los Ríos le propuso que lo acompañara a Nueva York, donde podría aprender inglés, vivir por primera vez en el extranjero y, quizás, renovar su obra.
La estancia en Nueva York fue, según el propio poeta, una de las experiencias más útiles de su vida. El año completo que pasó –entre el 12 junio de 1929 y el 30 junio de 1930– en Nueva York y Vermont y luego en Cuba, cambiaron su visión de sí mismo y de su arte.
Nada más llegar empezó a escribir uno de sus libros más importantes e influyentes, Poeta en Nueva York, en el que aparece la ciudad como símbolo del materialismo y la mecanización. Hay también en el libro ecos de denuncia social sobre la vida de los suburbios y el sufrimiento de los pobres, negros y marginados.
Autorretrato, imagen y firma de Federico para Poeta en Nueva York.
En La Habana impartió cinco conferencias y trabajó en la obra teatral El público, que terminaría en Granada tras desembarcar en Cádiz a finales de junio, después de tres semanas de viaje.
Fuente: Universo Lorca